sábado, 31 de mayo de 2008

SOBRE LA FELICIDAD


Hace poco le pregunté a una amiga si era feliz, y me contestó que “la felicidad son momentos que de vez en cuando llegan y se van. No es algo permanente”. Como si lo normal fuera no ser feliz, a excepción de algunos instantes. Es todo un tópico, pero no me convence. Es como si pregunto a alguien que está haciendo algún curso si le va bien, y me responde: “No se puede sacar buena nota siempre. De vez en cuando me ponen un sobresaliente o un notable...” Está claro que no puedes sacar siempre matrícula, a no ser que seas un crack, pero sí es posible hacer que las buenas notas sean frecuentes. Y en tanto lo sean, se podrá decir que a uno le va bien.
Lo mismo pasa con la felicidad. Si uno se lo curra, puede hacer que los momentos de felicidad sean frecuentes, hasta el punto que se instale en un nivel aceptable de felicidad. Entonces se podrá decir que se es feliz. Eso no implica la falta de problemas ni preocupaciones, sino que los momentos de felicidad abundan y los de desánimo escasean.
Para mí, ser feliz significa que la mayor parte del tiempo mi estado de ánimo es positivo y tranquilo, que me encuentro a gusto conmigo mismo y con la confianza de estar en el camino hacia los objetivos que quiero conseguir.
A veces, a la pregunta: ¿cuál es tu objetivo en la vida?, he encontrado por respuesta: ser feliz. Y pensaba que era una respuesta absurda: está claro que todo el mundo desea ser feliz, ¿no? Pero el Dalai Lama dice que todo el mundo tiene dos objetivos vitales: ser feliz y escapar del sufrimiento. Es cierto. Una persona puede no llorar, pero tampoco sonreír. La felicidad es algo más que no sufrir.

4 comentarios:

tina22 dijo...

pienso que la felicidad es estar muy consciente contigo mismo y sea lo que hagas, cómo lo hagas y con quién lo hagas intentes siempre ser tu mismo y estar presente ...nohacer una cosa y estar pensando que podrías haberle dicho algo al vecino de al lado, o a tu familia..e
es decir que para mí ser feliz es estar presente conmigo y no evadirme ni del momento ni de la persona que tengo delante porque ni la situación ni la persona puede ser gratificante pero yo no me evado y asumo e intento aceptar cómo me hace sentir ese momento.
claro que hay otros momentos que de por sí suelen ser gratificantes pero para mí lo mejor es la actitud que pongo ante los caminos que me surgen en la vida..
cris

Alberto dijo...

Coincido contigo, Cris, en que la felicidad requiere una atención al presente. Cuando nos dejamos llevar por el vaivén mental no vivimos, nos evadimos. Eso altera nuestra percepción de la realidad, que es lo básico. Normalmente no somos conscientes de nosotros mismos, lo que hace que estemos a merced de una mente que no ha sido educada para hacernos felices.

tina22 dijo...

creo que proyectamos(y me lo digo a mí misma) hacia los demás nuestra ansia de felicidad y buscamos en ellos lo que tal vez no sabemos o no queremos buscar en nosotros y qué pasa que cuando la otra persona no cubre nuestras expectativas viene la frustación y el vaivén mental que nos impide darnos cuenta que con quién estamos frustrados es con nostros mismos pero es más fácil echar la culpa al otro..hay que trabajarse a uno mismo cosa que como ´tu bien dices no nos lo han enseñado pero tenemos las capacidades para aprenderlo sólo( y tan difícil hacerlo) necesitamos estar predispuestos a ello..
cris

Alberto dijo...

Estoy de acuerdo contigo. Tenemos muy claro lo que buscamos en los demás, pero no tanto lo que somos capaces de ofrecer, que siempre es mucho más de lo que creemos. La felicidad es una fuerza centrífuga: va de dentro afuera. De nosotros a los demás. Para dar felicidad hay que ser feliz.