martes, 22 de abril de 2008

ABRIR EL CORAZÓN


Hace años vi una película titulada "Secretos y mentiras". En ella los miembros de una familia se guardan rencores y secretos, hasta que llega un momento, en una comida, en que uno de ellos desnuda su alma ante todos, tras lo cual dice: "Ya está, lo he dicho. ¿Dónde están los rayos?... secretos y mentiras... ¡todos sufrimos!, ¿por qué no lo compartimos?".

Qué gran verdad. Cuánto daño nos hacemos guardándonos las heridas y dolores del alma. Observamos a alguien hacer o decir algo que catalogamos de ofensivo, y en lugar de expresarle el malestar que eso nos produce lo arrinconamos en un lugar del corazón y lo mantenemos allí, sin saber que el mal que se traga puede a su vez terminar tragándonos.
Podemos vivir meses, años, una vida entera con la espina clavada de un gesto, una mirada o una frase que interpretamos erróneamente, sin saber que tenía una explicación que no fuimos capaces de buscar. O quizás no, quizás lo interpretamos correctamente y nos sentimos mal sin que el ofensor llegase a saberlo, así nuestro silencio le permitió repetir su comportamiento abriendo más la herida.
Otras veces callamos algo que nos ocurre y nos quema por dentro por miedo a una reacción negativa, o por presuponer que no vamos a ser comprendidos, y no hay mayor sufrimiento que el que se vive en soledad.
¿Por qué permitir esto?
Hay que comunicar, expresar, compartir. Alguien escribió: una alegría que se comparte es doble alegría, una pena que se comparte es media pena. Para ser felices es necesario que los demás sepan lo que nos duele, lo que necesitamos, lo que deseamos. Sí, pueden no corresponder a nuestra confianza, pero merece la pena correr el riesgo. Sólo así es posible relacionarse con autenticidad, enriqueciéndonos y creciendo como personas.

4 comentarios:

MYA dijo...

…. Cosas que nunca te dije…

…Mientras te escuchaba de forma empática y comprensiva, mi alma me pedía abrazarte fuertemente y animarte….

… Pero la razón, solo me permitió acariciar tu mano…

Alberto dijo...

Es una lástima que la educación que recibimos inhiba ese impulso natural ansioso por expresarse y compartir que late dentro de cada ser humano.
No necesitaba que me animaras, porque no me sentía desanimado, pero hubiera recibido tu abrazo con agrado.
Que la próxima vez seas tú, y no tu miedo, quien gane la partida.

Gracias por tus palabras.

Jose Manuel dijo...

Hola Alberto:
La comnunicación, la expresión es una de mis asignaturas pendientes. Yo no me expresé con mi expareja por miedo a no gustarle. ¿que puede ocurrir si dices lo que piensas? ¿que es lo peor que te puede ocurrir? quizas que te abandonen, entonces quizas esto sea lo mejor, pero cuidado a lo mejor tu temes esto, y eso es precisamente lo que tu llegarías a hacer (precisamente lo que temes).
Merece la pena intentarlo (como bien dices) comunicarte, expresar, decirle a quien se mete contigo la opini´on que te merecen suscomentarios, porque puedes estar equivocado y creerte cosas , opiniones que no son lo que piensas, que todo es una confusión, que lo has interpretado mal. Hablar las cosas ,sin miedo, porque hablando se entiende la gente y desde hay todo es posible, sin embargo cuando el fantasma del no hablar aparece , esto se clava en tu alma y llega a pudrirse.
Me ha gustado tu exposición de como"abrir el corazón" Saludos.

Alberto dijo...

La comunicación de lo que pienso respecto a la actuación del otro me parece la mejor opción a la hora de modelar una relación con el fin de adaptarnos, evolucionar y enriquecernos como personas. Sin ese feedback no es que no haya mejora, sino que ni siquiera hay relación, diría yo. Puede haber comunicación en el sentido más básico, pero una relación es algo más que una comunicación entre dos personas.

Gracias por tu comentario José Manuel.