sábado, 6 de octubre de 2007

EL ARTE DE PEDIR

El otro día, una compañera de trabajo se mostró reacia a aceptar un favor que yo me había ofrecido a hacerle. Simplemente, decía que le costaba pedir. Es común esa reticencia. ¿Motivos? La posibilidad de sentirse inferior a la persona a la que se pide, la arrogancia... y el que creo más habitual: el deseo de "no molestar". Le dije: “seguro que cuando alguien a quien aprecias necesita algo, tú eres la primera que te ofreces a ayudarle”. Era cierto.
Igual que hay personas que piden y rara vez dan, hay otras que tienden a dar y apenas piden. Se trata de equilibrar la balanza. El que pide en exceso puede llegar a cansar, el que da en exceso puede llegar a hacernos sentir en deuda. Hay que aprender tanto a dar como a pedir. Le dije a mi compañera que, contra lo que puede parecer, negarse a pedirme un favor era un acto poco amable por su parte. Porque a veces, cuando pides también estas dando. Das la oportunidad de hacer que la otra persona se sienta útil, que es una de las sensaciones más reforzantes y enriquecedoras. Das una muestra de confianza, porque no se pide ayuda a cualquiera, sino a la gente que se aprecia y consideramos apta para ayudarnos. No es plato de gusto lo que se siente cuando descubrimos que una persona que apreciamos y nos necesita no se atreve a pedirnos ayuda. La vida es relación, y la relación no es otra cosa que un intercambio: dar y recibir.

3 comentarios:

La dama del Nord dijo...

Es cierto. A mi tambien me cuesta pedir favores o ayuda, aunque cada vez menos. Pero cuando te decides a hacerlo es bonito ver que siempre hay alguien dispuesto a ayudarte. Pedir ayuda es un acto de humildad, de reconocer que ciertas cosas no las puedes hacer solo, o que simplemente la ayuda de alguien puede hacer una tarea ardua más llevadera. Lo cierto es que pedir ayuda es permitir que alguien vaya entrando en tu mundo de una forma más profunda, porque como tu dices, requiere una confianza. Pedir ayuda tambien te puede ayudar en ocasiones a vencer el miedo a la negativa de otra persona, o al rechazo, y se puede convertir en un acto de valentia al mostrar que eres bulnerable o fragil en alguna situacion. Ofrecer ayuda a una persona de corazón, sin buscar un interés, es un acto que ennoblece y te reafirma.

Por cierto, si necesitas ayuda en algo no tienes más que dicirmelo.

tina22 dijo...

tienes un blog muy interesante.
por el tema de pedir en general soy más de dar, me siento superbien cuando lo hago y con la única necesidad de respuesta que a quien se las has ofrecido le haya servido..porque cómo tú dices dar aporta en uno mismo mucho.y ahora estoy aprendiendo a dejarme ayudar y a mi manera pedirlo,.
tanto dar como recibir me gusta que sea de una manera sincera sin carasas que tapen a la persona que tengo delante.
si al menos se intentara todos nos haríamos un gran regalo...

tina22 dijo...

fíjate al final sí que ha salido mi comentario...me alegro..


he leido con detalle tus comentarios..son unas reflexiones muy interesantes fruto me parece de haberte pasado muchas horas y horas escuchándote...
importante sabernos escuchar y saber llevar el peso de los que nosostros nos decimos a nosotros mismos..