martes, 15 de mayo de 2007

TARDE DE LLUVIA

Hace varios días salí de una reunión y llovía copiosamente. Tenía el coche aparcado a unos diez minutos de caminata, y si quería llegar hasta él me iba a poner como una sopa. Me refugié en un portal donde una chica joven buscaba su móvil sonando en un bolso que había puesto en el suelo. Para encontrarlo había sacado antes varios artículos. Finalmente lo recogió todo y entró. Poco después descubrí que se había dejado un pequeño estuche en el suelo. Llamé a varios pisos a traves del portero electrónico, hasta que di con la chica. Y fue mientras bajaba cuando se me ocurrió la idea:
- ¿Podrías traerme un paraguas? voy a por mi coche, que está un poco lejos, y luego te lo traigo... un favor por otro.
Aceptó. Y así lo hice. Cuando bajó de nuevo para recoger el paraguas le dije:
- Gracias... y dale un besito a tu estuche de mi parte.
Ella sonrió y yo me despedí.
Y fue así como me libré de un buen remojón.
Lo ideal hubiera sido que, tras devolverle el paraguas, la chica me hubiese pedido otro favor: que subiera a su casa un momento para ayudarla con algún mueble o lo que fuese... y por supuesto, ese mueble hubiera terminado siendo la cama.
Pero en la vida, la realidad a veces (tantas) no coincide con el deseo...

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