miércoles, 17 de febrero de 2010

ARTE TERAPEUTICO

De un tiempo a esta parte me he vuelto más selectivo en lo que a cine se refiere. Me voy decantando por películas que hablen de sentimientos, de emociones o ideas interesantes, antes que por las de terror, suspense o acción. Prefiero historias interesantes a secuencias trepidantes. Más de una vez me he encontrado preguntándome mientras veía una pelicula: ¿qué necesidad tengo de ver esto, de sentir esta tensión, este malestar? ¿es que no tengo suficiente con la vida misma? Me pregunto hasta qué punto es sano disfrutar con ese tipo de arte que busca crear inquietud y ansiedad en lugar de otras emociones más agradables.

Pienso que básicamente existen dos tipos de creaciones artísticas: aquellas que ofrecen una visión positiva a la persona que la percibe, una sensación placentera que suele derivar en admiración. Y aquellas otras que sólo sirven para expresar los fantasmas, las heridas, la neurosis de su creador; obras cuya realización puede requerir de un considerable talento, pero que sólo transmiten la parte oscura del ser humano. También puede darse el caso de que se aúnen ambos aspectos. Un ejemplo es el de el genial Woody Allen, que decía no hace mucho en una rueda de prensa que él hacía películas igual que los pacientes de los psiquiátricos hacen puzzles y otros entretenimientos.

El artista y terapeuta Alejandro Jodorowsky cuenta que, tras una crisis personal, llegó a la conclusión de que el arte verdadero es el que sirve para sanar. Nada de obras que sólo sirven para exorcizar la neurosis de su creador. El arte debe expresar y contribuir a la felicidad. Ése es el arte que me interesa. El que amplia mi mirada y la vuelve más bella. El que extrae lo mejor de mi mismo. El que me invita a buscarlo para reconciliarme con la humanidad. Que el dolor ya viene solo.

No hay comentarios: