domingo, 28 de septiembre de 2008

NI BUENO NI MALO

Por fín, esta tarde Fernando Alonso ha vuelto a ganar un gran premio del campeonato de Fórmula 1. Quién lo iba a decir. Durante los entrenamientos previos estaba haciendo los mejores tiempos, todo apuntaba a que obtendría un buen puesto en la parrilla de salida... pero inesperadamente, un fallo mecánico le relegó a la decimoquinta posición. “La carrera está perdida. Se acabó ya. Será salir por salir. Los milagros no existen”, declaró el piloto. En esta temporada ha sido la carrera en la que partía más pesimista... y la única que ha ganado.
Así es la vida. Nunca cantes victoria. Nunca saques la bandera blanca. Nunca se sabe. Se conoce la historia de un sabio que ganó un coche de lujo en un sorteo. Todos le decían: qué suerte tienes, y él contestaba: puede ser. Un día tuvo un accidente con el coche al cruzarse un borracho con él, y fue ingresado en el hospital. Todos le decían: qué mala suerte, y él contestaba: puede ser. Durante la estancia en el hospital, hubo un corrimiento de tierras y su casa quedó sepultada. Sus vecinos murieron, pero él se salvó al estar en el hospital. Todos le decían: qué suerte, y él seguía diciendo... puede ser.
Los sabios orientales lo han dicho siempre: no juzgues lo que ocurre, no lo consideres bueno o malo, eso implica una perspectiva limitada de la realidad. Simplemente acepta lo que pasa. Una tragedia se puede convertir en una bendición, y una bendición en una tragedia. Al final los hechos se confunden, y cuando se es consciente de esto no queda otra que sentir una cierta paz. Cada lágrima contiene la semilla de una sonrisa. Se trata de aprender a hacerla germinar.

sábado, 13 de septiembre de 2008

SUERTE Y DESTINO


En “Largo domingo de noviazgo”, Adrey Totou juega a controlar el destino: “si llego a la curva antes que el coche, mi novio volverá de la guerra”, “si entra el revisor antes de que cuente hasta diez, mi novio está vivo”. Cuando yo era un adolescente soñador solía jugar a eso. “Si meto tres canastas seguidas, le gusto a Yolanda”. La ilusión de controlar la vida, la suerte, el destino.
Se podría hablar de tres perspectivas. Una, la de los que consideran que somos náufragos en el mar de la vida, que no tenemos ninguna capacidad de controlar nuestras circunstancias. No somos más que simples marionetas en manos del destino.
La segunda es la de los que piensan que podemos controlar totalmente nuestra vida, que querer es poder, que todo es cuestión de proponérselo y luchar por ello. La diferencia entre la realidad y los sueños es la fe que tengas en verlos cumplidos.
Y por último, está la perspectiva de los que piensan que nuestra suerte depende en gran medida de nosotros, que la suerte no te toca, sino que se crea, pero que el azar también tiene su papel. Podemos controlar mucho, pero no todo.
Woody Allen decía en Match point: “La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte, asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control”. Eso sí, hay personas que atribuyen a la suerte hechos que dependen mucho de nuestro desempeño. Por eso Gary Player, jugador de golf, dijo: “es curioso, cuanto más practico más suerte tengo”.
Yo me inclino por esta última opción. Intento mejorar mi suerte, pero me temo que no soy yo el que tiene la última palabra.