miércoles, 15 de octubre de 2008

EL TIEMPO Y YO


Conozco a alguien que durante varios años de su vida se dedicó a dos cosas: trabajar y cuidar de su madre, enferma de Alzheimer. Me contó que más de una vez, la gente le hizo comentarios del tipo: “es una pena, se te está pasando la vida y no estas viviendo, no te has casado, no tienes hijos, siempre cuidando de tu madre...”, y él se mostraba en desacuerdo: “¿qué tontería es esa de que no estoy viviendo?”

¿Qué es aprovechar el tiempo? ¿qué es perderlo? El convencionalismo ha establecido un guión de vida que considera como lo correcto y lo ideal tener un buen trabajo, emparejarse, tener hijos... y toda vida que no se ciña al guión tiende a desvalorizarse. Hay quien piensa que si has tenido dos semanas de vacaciones y no has viajado a ningún sitio has perdido el tiempo. O que has malgastado tu vida si llegas al final de ella sin haberte casado o haber formado una familia. Pero la idea de productividad es, simplemente, subjetiva. Pasar dos horas leyendo puede ser una pérdida de tiempo para quien detesta la lectura, y ver una película de acción puede serlo para quien disfruta leyendo. Las personas tienen gustos e intereses diferentes.

Pero a otro nivel, el concepto de aprovechar o perder el tiempo tiene más que ver con la relación que mantienes con la realidad que con lo que haces o dejas de hacer. Supongamos que tienes que realizar un trámite administrativo y debes esperar una cola durante una hora. Una hora que podías pasar leyendo, oyendo música, hablando con un amigo, paseando... pero nada de eso es posible y no te queda más remedio que esperar. Ante esto sólo caben dos opciones:
1. Impacientarte, mirar con frecuencia el reloj para saber cuánto tiempo llevas esperando, pensar en las cosas que podrías hacer... o sea, resistirte a la situación.
2. Aceptar que tu función en ese momento es, simplemente, esperar a que llegue tu turno, y permanecer tranquilamente en estado de atención.
En el primer caso, se pensará que se ha perdido el tiempo en la cola.
En el segundo, que se ha hecho lo que tenía que hacer, y por tanto la pérdida o ganancia del tiempo no se plantea.
Se podría decir que no es el tiempo lo que se gana o se pierde, somos nosotros los que nos ganamos o nos perdemos en función de nuestra actitud. No se trata de hacer más o menos, sino de estar en paz con el único tiempo del que dispones, el que estas viviendo en este momento. Hacer algo queriendo hacer otra cosa es como hacer algo a medias. Ya lo dicen los maestros zen: haz lo que estas haciendo. Cuando comas, come. Cuando leas, lee. Cuando camines, camina.

2 comentarios:

MYA dijo...

Este tema me parece interesante y hacía tiempo que me cuestionaba porque hay días que dan para mucho y otros no, o como gestionar mejor mi tiempo libre.
Y puede que tengas razón y sea la relación que mantengo con la realidad, pero a veces esta realidad te limita a tener poco tiempo libre, entonces solo queda aceptarlo e intentar seleccionar o priorizar aquellas actividades que te gustaría hacer o con que personas deseas compartir tu tiempo.
Como despedida, unas palabras del escritor francés Jean Giono.

…..Hemos olvidado que nuestra única meta es vivir y que vivir lo hacemos cada día y que en todas las horas de la jornada alcanzamos nuestras verdadera meta si vivimos... Los días son frutos y nuestro papel es comerlos.

Alberto dijo...

Tú lo has dicho mya. Cuando no se dispone de tiempo solo queda aceptarlo y gestionar el que tienes lo mejor posible; prestar atención a lo que realmente te interesa y darle prioridad. Es útil aprender a valorar el tiempo y a sacarle partido, pues a menudo sucede que cuanto más tiempo tienes, más lo malgastas. Así, estas deseando que lleguen las vacaciones para hacer un montón de cosas pendientes... y cuando terminan no has hecho ni la mitad. Y no por falta de tiempo.

Gracias por tu comentario. Y buen provecho ("los días son frutos...")